sábado, 9 de febrero de 2013

He's asking for money

Hasta dónde somos capaz de tragarnos nuestro orgullo por una persona; al fin y al cabo, es lo único que nos mantiene vivos.

Qué seríamos sin él. Probablemente esclavos de la sociedad; sirvientes de los más grandes. Porque está claro que algunas personas son simplemente mejores que otras. 

La gente va y viene de nuestras vidas. Unas marcan tu vida, otras sin embargo, son tan irrelevantes que con el paso de los años no recuerdas ni sus nombres. Son las típicas personas que siempre están para lo bueno, pero nunca están para los malos momentos, los más importantes. Me gusta llamarles compañeros, ¿realmente tendría que calificarlos como amigos? 

Mis verdaderos amigos no salen de fiesta conmigo, ni me dan besos por las mañanas cuando llego al instituto, ni me felicitan por Tuenti o Twitter cuando es mi cumpleaños. Mis verdaderos amigos me hacen reír cuando realmente estoy mal, y eso es todo lo que necesito.

Anteponer tu orgullo a una persona que no aporta nada a tu vida es un suicido. Vais todos tan de Maria Teresa de Calcuta que cuando os llegáis a dar cuenta os han comido. Ahorraos el orgullo para los verdaderos amigos, quizás algún día os saque de un mal apuro.

domingo, 3 de febrero de 2013

God, where are you when I need you most

Arrodillarse frente a la cama, juntar las palmas de la mano y rezar; todos lo hemos hecho alguna vez en nuestra vida, cuando no encontrábamos el apoyo necesario, cuando creíamos que estábamos completamente solos; nos preguntábamos ''Dios, ¿dónde estás cuando más te necesito''. Han pasado diecisiete años desde que nací, y aún sigo haciéndome la misma pregunta. Maldita sociedad que nos hace ver la realidad distorsionada.